Pues sepa vuestra merced, don Juan Manuel Martín Garcia, ante todas cosas le prevengo que esta nuestra compañía que con su beneplácito partio a la ventura se ha visto menguada ante un inesperado contratiempo.
Con temor a que no le agrade, le informo de que el muy poderoso y soberbio Bertrand de Born, que antaño fue martillo de herejes se haya segun las habladurías entre las cobijas de su alcoba aquejado de gota por lo que le es imposible cumplir su cometido. Mas aunque el contratiempo haya trastocado nuestros planes y seamos tres los viajeros quizá le deleite saber que tanto Robert d´Arbrissel como Balduino de Bourg se hayan en mi compañia, en una hospedería de este el Reino de Navarra, prestos a partir en peregrinaje.
Para que su merced tenga entendimiento de cosas nunca vistas ni oidas, desde nuestro humilde saber le relataremos todo cuanto vaya aconteciendo o consideremos oportuno comentar en este nuestro viaje, recurriendo para hacer nuetro criterio mas preciso a los manuscritos de los que nos habla en su carta.
Sin duda alguna llevaremos a buen término, de manera conjunta, todas las órdenes que nos dio al partir, siempre que ningun desatinado infortunio lo impida. Y solo en caso de imperiosa necesidad repartiremos la tarea.
Procuraremos transmitirle todos los conocimientos que nos pide con el fin de obtener nuestra ansiada recompensa y mostrarle uno de los parajes más singulares de la creación divina.
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